Podríamos decir que la sociedad da cierto permiso en algunos campos, momentos o situaciones.
Kaufman nos recuerda que “los actos de violencia de los hombres (tanto contra otros hombres como mujeres) se celebran en el deporte y en el cine, en la literatura y en la guerra. No solamente se permite la violencia, sino que también se glamouriza y es recompensada. En las raíces históricas de las sociedades patriarcales encontramos el uso de la violencia como medio clave para resolver disputas y diferencias, ya sean entre individuos, grupos de hombres o, más tarde, entre naciones”.
Y aún más, vemos cada día mucha permisividad en costumbres sociales, códigos legales y en la aplicación de la ley.
“En muchos países, las leyes contra la agresión a mujeres son laxas o inexistentes; en otros países son absurdas, por ejemplo esos países en que solamente se puede procesar una acusación de violación si hay diversos testimonios masculinos y no se tiene en cuenta el testimonio de la mujer”.
3.4. La cuarta “P”: la paradoja del poder de los hombres
También llamada experiencias de poder contradictorias de los hombres, y explica que las expectativas interiorizadas de la masculinidad son imposibles de satisfacer o de alcanzar.